diciembre 23, 2009

Extracto de la vida sustantiva 5.

Aquel día volví tarde a mi casa, o quizá demasiado temprano para el cartero, quien sabe. Llegué a un lugar vacío, sin muebles o recuerdos de vidas pasadas, intacto a la memoria de quienes sus pasos chocaron contra el suelo. Con algunas paredes manchadas y otras mancilladas, con cortinas sucias y limpias, con una biblioteca llena de polvo y falta de libros, con una sala del piano sin piano. Salvo por mi habitación y unas cuantas porquerías sin valor, todo lo demás había desaparecido tal como lo había deseado. Sin música, sin libros, sin recuerdos ni nostalgia. La casa permanecía en armonía con mi corazón. El silencio me estremeció al punto de querer gritar y acallarlo, pero mi aire estaba en otra dimensión, buscando la respuesta a tal extraño sentir. Había conseguido mi primer objetivo, ahora necesitaba de una nueva actividad que ocupara mi vasta imaginación.

Al gato no lo pude encontrar. No quería deshacerme de él puesto que había llegado a la casa días antes del fallecimiento de mi abuela, no tenían relación alguna; era un ser libre de recuerdos indeseables. La teoría más posible era que, al haberle pisado la cola, éste haya salido huyendo a la mañana siguiente cuando mi abuela abrió las ventanas para ventilar la casa. Los gatos son rencorosos y muy egocéntricos, buscan lo que les conviene y si no, se mandan a cambiar y, si no encuentran nada bueno, vuelven con la cola entre las piernas a ronronearte las piernas. Manipuladores por excelencia. Salvo los días que se sentaba a escuchar mi música sobre mis piernas, no tenía otros recuerdos del gato, ni siquiera le había bautizado. De haberse quedado un tiempo le habría puesto Beto, como yo le decía a Beethoven cuando era un niño. Sin embargo, dado los acontecimientos recientes, ese nombre estaba prohibido junto con las otras cosas referentes a la música. De ahí su anonimato. Así que el gato cuyo nombre pudo haber sido Beto desapareció junto con las otras cosas de la casa, como un objeto más, sin identidad o dueño que lo reclamase.

Desperté a mediodía por el sonido punzante del timbre (algo que aún tenía que deshacerme) Mientras me trataba de levantar de la cama y, al mismo tiempo, hacerme la idea de que no descubriría el final de mi sueño, me senté, puse las pantuflas y me encaminé al baño, antes de entrar grite hacia la puerta:- un momento por favor, ya abro. No hubo respuesta. Me mojé unas cuatro veces la cara y contemplé pasivamente las marcas de la almohada en mi rostro. Si era alguien importante, no habría una buena impresión, de lo contrario daba lo mismo. Tanto da que alguien salga en pijama con rastros recientes de sueño, a recibir una visita. El ojo mágico de la puerta delató a la mujer que del otro lado esperaba impaciente. Tenía un aire familiar que no puede recordar, pero venía muy molesta, como si yo fuese su pareja y en este momento la estuviese engañando con otra persona. Algo que no podía ser bueno si de un desconocido se tratase.

Abrí la puerta y ella inmediatamente se presentó ante mí:
- Me llamo Francisca Machado, tengo 21 años y pronto me graduaré de Pianista en el conservatorio. Vengo por dos razones.
Mientras ella sacaba un papel de su cartera, se le notaba lo furiosa y claro, el enojo me lo transmitía a mí como si yo fuese el responsable absoluto de toda su desgracia. Yo seguí mudo esperando a que ella terminara su discurso.
-Usted anoche ha presenciado mi práctica secreta, debe saber usted que esta nota no me ha dejado para nada conforme, yo practicaba la composición que me hará acreedora del título de concertista en piano. Sucede que si usted, señor pianista internacional, hace pública esta obra, ya sea una pequeña parte de ésta, mi credibilidad se verá afectada y no me podría recibir como lo he planeado durante todo este tiempo. Como verá esta es una situación muy delicada.
En efecto, la madrugada anterior me había quedado escuchando a alguien que tocaba un piano cerca de mi casa, dejé una nota tipo trabalenguas y luego añadí mi información de contacto. De ella se trataba.
Francisca continuó: espero que como futuros colegas usted respete la autoría de esta pieza.
- No se preocupe por mi, yo no soy capaz de tal cosa.
Muy bien- dijo con un tono más amigable. Ahora que el primer punto está claro, le explicaré sobre el segundo asunto.
Mientras decía las últimas palabras sentí que aquel "segundo asunto" duraría toda la tarde, algo que no podía ser explicado tan sólo en el umbral de la puerta. La invité a pasar y mientras cerraba la puerta le expliqué sobre el porqué de la falta de objetos en mi sala de estar. Francisca se sentó en el suelo "a lo indio" y sacó un cigarro Light de su cartera y un encendedor. Al parecer se había fijado en el único objeto visible: un cenicero repleto de colillas a medio terminar.

Ahora que me he puesto cómoda podré explicarle el verdadero sentido de mi visita, señor pianista internacional.

diciembre 01, 2009

Extracto de la vida sustantiva 4.

Para mi graduación había contemplado un gran acto final. Lo había planeado desde que había ingresado al conservatorio. Mucho tiempo antes de tal magnífico evento, mi abuela falleció y mi corazón con ella. En vez de graduarme de Pianista, me gradué de maestro de ceremonias fúnebres. El acto consistía en la más hermosa de mis creaciones, compuesta a espaldas de todos aquellos que ponían su atención en mí como niños a una juguetería. Mis maestros, familiares, vecinos, nadie sabía de la existencia de dicha melodía. La escribí en mis cuadernos y la hacía sonar únicamente en mi memoria, como si el sonido fuese sólo un detalle que se desprende de la música y no un componente esencial. Aún no le tenía un nombre para tal obra inédita, me imaginaba tocando el piano y luego recibir mi título, pero nunca presentar dicha canción. Ahora que todo ha sido reducido a cenizas, las memorias que tenía de aquella canción sin nombre se han ido para siempre. Bautizar las creaciones es acto importante para todo artista, mientras estas no poseen una denominación, aún son parte del mundo de las ideas y no del real.


En altas horas de la noche practicaba la canción sin nombre en un órgano electrónico, con audífonos, en plena oscuridad. Jamás algo fue tan hermoso y, a la vez, tan mío. Mientras dibujaba las notas en la mayor de las penumbras, recuerdos de mis primeras lecciones de piano deambulaban en mi memoria. Beethoven era quien más se pronunciaba, luego Strauss y unos otros más. Mis manos se acercaban poco a poco al cansancio mientras mis oídos se familiarizaban con el sonido. Al repasar unas cinco veces la canción sin nombre, dejaba todo en su lugar y, a hurtadillas, me dirigía a mi habitación. Pasaba por la sala del piano y dejaba, en el falso que había debajo de éste, las partituras. Nadie más sabía de aquel lugar, el secreto estaba a salvo hasta que llegara el gran día.

La madrugada previa a la muerte de mi abuela hice el mismo procedimiento de las noches anteriores. Esa vez algo cambió, en vez de dirigirme a mi pieza y dejar las partituras en el "debajo del piano", preferí salir a tomar aire y fumar un cigarro en el patio del departamento. Como estaba en un primer piso, las áreas comunes eran para mi un patio de casa, en el cual podía salir en pijamas sin que nadie me dijera nada o hacer ejercicios matutinos. El cielo, las estrellas y la luna palidecían como siempre a esas horas. Los gatos merodeaban el sector y el conserje dormía. Nada estaba fuera de la rutina nocturna. Nada hacía suponer que aquella
mujer caería en mis brazos la mañana siguiente, víctima de un ataque cardíaco. Una vez terminado el cigarro me volví al departamento, dejé entrar al gato y sin querer le pisé la cola, me reí al pensar que uno tiene mala suerte si un gato negro se cruza en el camino, pero si uno se cruza en el camino del gato, ¡pobre gato! Traté de acercarme a éste para hacerle cariño y así enmendar mi error, pero el animal huyó hacia la salita del piano. Ahí tenía un espacio entre las patas del magnífico instrumento. Se quedaba ahí cada vez que yo ensayaba (cuando ensayaba de verdad, el teclado era secreto hasta para el felino) y me acariciaba las piernas mientras yo tocaba. Éramos una pareja perfecta, yo le hacía feliz tocando música y él a mí haciéndome cariño. Para ir a dejar las partituras en el "debajo del piano" tuve que lidiar con un gato enfurecido por la pisoteada recibida minutos antes. Aquel lugar se había transformado en un castillo de cuentos, dónde el dragón era el gato y la princesa se encontraba en el "debajo del piano". Logré escabullirme velozmente y alcancé a abrir, colocar las partituras y luego cerrar el compartimiento, pero no se logro cerrar muy bien, así que empujé un par de veces la tapita. Mientras empujaba, el gato me arañó unas tres veces. Al fin desistí de la seguridad del "debajo del piano", nadie sabía de aquel lugar y tampoco nadie se pone a revisar qué hay debajo de un piano, por lo que no era relevante dejar entreabierta la tapa. Me sobé un tanto la mano y luego me fui a dormir.



noviembre 26, 2009

Extracto de la vida sustantiva 3

(...)El día que vendí el piano de mi abuela estaba lloviendo. Estoy seguro que a ella no le habría importado si aquella acción significaba tanto para mi. Pero no, no sentí nada. Me imaginaba, al deshacerme de aquel último eslavon en mi carrera de músico, una paz propia del final de una guerra, de una interminable idea de victoria sin descesos, sin "casualidades" como suelen denominar las ediciones conservadoras. Al no sentir más que espacio en mi reducido departamento, intenté deshechar todo lo vinculante a las melodías pasadas. Partituras, atriles, discos, fotos de mis conciertos, galardones, premios de oro y de cartón. Todo lo fui quemando lentamente. Las llamas no me confortaron en lo absoluto, mas el espacio en mis recuerdos siguió sintonizando los acordes de todas aquellas canciones de antaño. Barrí los escombros, saqué un par de bolsas de basura y volví a barrer. Rocié con perfume todo aquello que olía a nostalgia, después me sumergí en la tina un par de horas. Cada tanto en tanto volvía a abrir el grifo del agua caliente y mezclaba el agua ya tibia, levantaba el tapón para que el nivel no subiera lo suficiente y de ahí me volvía a recostar y, con los dedos de los piés, colocaba nuevamente el tope en la bañera.

El día que vendí el piano de mi abuela salí sólo una vez del departamento. Saqué las bolsas de basura y las dejé en la bodega del edificio, me lavé las manos cuidadosamente, como si de una gran peste se tratase. Me imagino que algún vecino me miraba cual pájara observando cosas de perros. Miré hacia el cielo, una vez que mi rostro fue empapado por la lluvia incesante, caminé a la salida del recinto y fui donde Rene. Aunque en ese tiempo no sabía aún que alquel lugar llevaba ese nombre. Tampoco sabía de los descuentos de mitad de semana ni la barba entrecortada del barman.

Mientras tomaba una Corona volví a pensar en lo sucedido. Vendí el piano de mi abuela- repetía para mis adentros, como si la repetición incansable de esas palabras produciría un efecto en la realidad capaz de borrar todo lo que, horas antes, había quemado en el patio del departamento. No servía, más trataba de pensar en las capas de las cebollas, más recordaba las notas que emitía ese piano. Los sonidos se dibujaban en mi cerveza como espuma recién servida. La melodía corría entre mis ojos, húmeda y tibia. Miré a mis costados e hice un ademán de tener un algo en mis lentes y aproveché el momento para quitarme las lágrimas. -¡Qué estúpido!- me dije a mi mismo. Nadie me conocía en ese lugar, a nadie le importaba si media cerveza bastaba para hacer llorar a un desconocido. Una sensación de conformidad llenó de improvisto mi corazón. La idea de ser un desconocido me trajo un alivio tremendo y una sonrisa cómplice. Al lado mio se encontraba un señor de mediana edad, tomaba un vodka con tónica y fumaba cigarros fuertes, estaba vestido como todos los otros clientes del local, de ropas oscuras, propias de cualquiera que se diga ser "rockero". Le pedí un cigarro (en realidad tenía ganas de conversar con alguien), el me ofreció uno de su cajetilla y luego me acercó un encendedor.- No son de los que usted estuvo fumando minutos antes- me dijo. Le contesté que se me habían acabado y que sólo quería fumarme un último cigarro, no tenía más intenciones de volver a comprar una cajetilla. Al parecer él se creyó el cuento y, acto seguido, se volvió en su propio eje para seguir mirando la colección típica de licores. Pedí otra cerveza y luego me retiré(...)


(...)De todas las notas del piano recién vendido, había una que no sonaba. Al principio era una molestia, luego se transformó en una clave para la concentración: si era capaz de tocar una nota "mental", entonces, jamás fallaría una "real". Así practicaba las variadas canciones antes de mis actuaciones. En mi mente hacía tocar el piano varias veces, luego tocaba las notas intercaladas y luego, de forma paulatina, completaba poco a poco la melodía. Memorice musical, lo terminé por llamar. Esa nota era un caos si se interpretaba "Moonlight Sonata", puesto que era parte clave. Si algún músico inexperto se aventuraba sin conocer tal desperfecto, de seguro se tomaría un segundo en retomar la concentración, el error sería demasiado evidente.(...)

noviembre 10, 2009

Extracto de la vida sustantiva 2.

(...) Han estado sucediendo acontecimientos muy extraños. Por más que intento encontrar una razón lógica para cada uno de éstos, me es imposible catalogarlos de "obvios y normales".(...)

Siempre me pregunto qué habría pasado si yo nunca hubiese escuchado aquella canción cuando chico. Mi abuela, en las reuniones familiares, juntaba a todos sus nietos y tocaba el piano como si tubiese tan solo dos teclas. Nunca le oí un error o una nota forzada, aquel instrumento era parte de sus entrañas, una extensión natural de su cuerpo. Tocaba a los más renombrados músicos clásicos y, cuando se daba cuenta que nos aburríamos, intercalaba "caballito blanco" o "carrusel". De todos mis primos, fui el único que le pedía que tocara la canción que tiempo después me llevaría a vivir una experiencia aún más armoniosa. "Beto" le decía a mis pocos años, "abu, beto". Aquella señora se rendía a mis súplicas y se sentaba de forma recta, precisa, dominante y con un aire solemne tratando de decirle al piano: de aquí no se te escapará nota alguna sin que yo lo ordene, esto es para mis nietos y fallar no está entre mis planes. Nuestros ojos, llenos de admiración, se abrían de par en par tratando de que éstos también capturasen la fabulosa melodía. Llegué a pensar que la obra era de mi abuela y que ese tal "Beto" era otra persona completamente desvinculada a tal magno acto. Al crecer las notas de mi abuela fueron callándose. Al morir, la única canción que se escuchó durante la ceremonia fue "Moonlight Sonata".

Nunca sentí necesidad por escuchar nuevamente esa canción. Nunca retomé las clases de piano ni volví a visitar el cementerio donde sus restos yacían en silencio. Mi canción favorita murió junto con ella, en aquel día nublado de otoño de 1999.

Dos días antes del funeral, ella lucía una salud implacable, digna de una mujer vigorosa y llena de proyectos a futuro. Me fue a visitar al conservatorio varias veces a mis examenes de piano y clarinete. Nunca le pude explicar bien porqué había elegido el clarinete como segundo instrumento, le decía cosas vagas, que el piano era para tocar en solitario y que el clarinete era por si me interesaba ser parte de una orquesta. En realidad nunca fui parte de un colectivo musical, nunca terminé mis estudios ni me dedique a la música. Ella me fue a ver con mucho entusiasmo, era mi examen de fin de año y me quería lucir con aquella canción que tantas veces me había dedicado. Luego de tocar las canciones requeridas para el examen, los distintos ejercicios y cosas varias, le pedí a mi profesor si podía salirme unos 10 minutos del programa establecido. El me miró con unos ojos muy extrañados, (quizá me quería decir que esas no eran formas de pedir un descanso para ir al baño) lo pensó un momento y le preguntó a mis compañeros si les molestaría que el examen se retrasara. Ellos, como todos los estudiantes, se alegraron por la noticia y salieron corriendo de la sala a fumarse un último cigarro, así también lo hizo el resto de las personas que presenciaban el concierto, menos mi abuela. En ese momento me acerqué al hermoso piano de cola que jamás volví a tocar y, mirando a mi abuela, comencé a tocar Moonlight Sonata.

Aquella canción la volví a tocar dos días más tarde, en un piano casi de utilería que me pudieron conseguir para la ceremonia en la iglesia. A pesar de la falta de un par de cuerdas, del visible deterioro de los pedales, y de la poca acústica que tenía aquel recinto, logré armonizar el silencio de su fallecimiento, con el corazón de todos quienes le habían escuchado. Mis tíos, primos, familiares perdidos en el árbol genialógico, entre algunos desconocidos que después no lo fueron, me agradecieron uno a uno la gentileza de haber tocado aquella melodía que a todos traía buenos recuerdos. Una niña de doce o trece años, de larga cabellera rubia, de ojos negros como el carbón y una sonrisa penetrante, se me acercó e intentó decirme algo. Mientras yo recibía los agradecimientos de mi familia, sentí que me agarraban de la camisa, tironeando hacia abajo como si se tratase de un niño que apenas sabe hablar. -Disculpe señor-del-piano, hablaba entre cortado, como si tartamudease por algún estado anímico atípico.(luego me di cuenta que estaba en una iglesia, celebrando el funeral de mi abuela y no en uno de mis conciertos). ¿Usted ha estudiado mucho el piano para tocar esa canción?- la voz se serenaba palabra tras palabra.- Me ha quedado gustando mucho aquella canción, espero que algún día pueda tocarla como usted. Le quedé mirando unos instantes y luego le contesté con una dulzura que sólo se puede tener por desconocidos en ese tipo de circunstancias.- Cuando la hayas aprendido, seré yo quien te busque para felicitarte, ahora con tu permiso, la ceremonia se dirige a su clímax. Me acerqué al ataúd y tomé una manilla, dos tíos y tres primos hicieron lo mismo y encaminamos el cuerpo a su destino final.

octubre 25, 2009

Extracto de la vida sustantiva.

(...)Llegué tarde, me acosté encima de la cama boja arriba y prendí un cigarro. Horas pasaron antes de reinventar la sinápsis mental. Una vez incorporado recorrí paso a paso los sucesos que me habían conducido a tal estrepitoso tormento. Pensar no resuelve nada - me decía- como si esas palabras intentasen adormecer mi cuerpo, como si entre la realidad y la onírica se revolviesen impidiendo su distinción. Decidí escribirle, traté que fuera algo hermoso y a la vez sencillo para que fuese de una lectura placentera. Nada resultaba. Hoja tras hoja iban cayendo al cementerio de papeles como si fuesen cuerpos mutilados por guerras pasadas. Las formas se me escapaban y los versos ya iban en un tren, a cualquier parte, pero lejos de mí. Forzar la belleza me llevaría a la peor de mis pesadillas, a la violación empírica de mis enseñanzas previas, a un tiempo remoto cuyos años he dejado en el vacío.(...)

(...)Tarde como siempre, salí a comprar tabaco. Me imaginaba, mientras cogía los zapatos, las mismas calles, las parejas saliendo del cine, la señora de las empanadas y el guatón de las pizzas. No tenía sentido volver a hacer un trayecto gastado por la rutina viciosa. No sentía prisa por volver a fumar, ni por llegar pronto a mi cama, ni de pensar siquiera en volver. Me dí la vuelta y caminé en un sinsentido por calles oscuras. Por aquí tendrá que haber un lugar abierto, una gasolinera o tal vez una botillería amiga- me decía mientras mis pasos seguían inseguros del camino. Llegué a no se dónde con ni me acuerdo y acompañé a mis gastados pulmones con una cerveza. Jim cantaba su más desgarrador grito cuando me acerquaba a la barra. Con una Corona y aquella banda sentía que las ideas se aclaraban, se componían como si siempre estuviesen ahí, burlándose y escondiendose de mí.

Saqué unas hojas que andaba trayendo, revisé bolsillos, pliegues y dentro de todo lo que podía buscar, pero mi pluma no estaba. Le pedí un lápiz al barman y escribí:

Lo que pienso mientras te miro fijamente.

Estas en mi cabeza todo el día, zumbando las orejas de alegría. Estas en mis manos creadoras todo el tiempo, manufacturando mi contento. Estas en mis sueños imaginarios, volando entre canarios.

Estas presente como verdad absoluta, como opositora a una gran permuta. Eres parte indiscutida del caer de mis palabras. De mis aciertos y errores, de tibios corazones. Eres camino exclusivo de mis andanzas y virtudes, de miles de miradas pasivas, de lascivas propuestas y curiosas respuestas.

Eres estruendo perpetuo de la iniciativa espontánea, el residuo permanente de una colectiva experiencia. La ciencia incierta de milagrosas vivencias.

Eres la espera permanente a la complicidad permitida, a la acción intermitente de nuestros cuerpos enramados, al solsticio invadido de infinitas comprensiones. Pasión intermitente que remece direcciones.

Eres directora inconciente de líneas regaladas, de éstas consumadas y bien aliñadas. Directora de mis latidos, de mis sueños perdidos. Ven y quédate conmigo, antes que este cuerpo se quede dormido.


(...)Decidí volver por la ruta más conocida, no sabía de hora ni de dónde había llegado, sabía por conversaciones de mis vecinos de barra que aquel lugar era de Rene. Tomé la principal y me dispuse a esperar el bus. Cuando la cajetilla ya estaba vacía, me percaté de las canciones triunfantes de algunas aves de por ahí. Estaba aclarando. Caminé por donde pude y compré más nicotina en una bencinera. En una plaza desierta decidí tenderme a descansar mis piernas. El sol desplegaba sus primeros rayos, la cordillera se iluminaba en su cenit y la escarcha reflejaba una honestidad preocupante. En aquel desconcierto comencé a escuchar las primeras tonadas de un melancólico piano. La música venía de la única casa despierta. Me esforzaba en creer que quien interpretaba Claro de Luna era una mujer de incansable belleza, que cada mañana despertaba su hogar con alguna dulce melodía. Pero no, aquella sonata falló una nota conocida. Así también lo era la silueta dibujada detrás de las cortinas. Miré otra vez a mi alrededor y caí en la obviedad absoluta. Los árboles, los juegos de niños, hasta el césped escarchado me hacía sentido. Saqué el lápiz de Rene y anoté:


"Si no eres quien creo que eres, y si no soy quien crees que soy; entonces eres quien quiera que quiera y yo soy quien quiera que quieras".


Nunca antes un trabalengua me había hecho tal sentido. Añadi mi teléfono y luego seguí mi andar.


Tres días después me llamó un hombre. -No sé quien es usted, tampoco lo quiero averiguar, pero mi hija tiene suficiente como para que algún estúpido sinsentido le venga a perturbar la vida- luego de una pausa añadió: si usted fuese de verdad un caballero, le traería flores, chocolates y daría el nombre. Sin alcanzar a responderle cortó.(...)


(...)Francisca se enojaba cada vez que me veía con la cajita."un día de estos me quedaré sin mamá y a cambio obtendre una gran masa de cacao". Me miraba en silencio y luego nos hechábamos a reír.Mi suegra era fanática por los chocolates, y a mi forma de ver, era la única manera de ganarme su confianza.(...)


(...)Ella tocaba el piano y luego yo, con el más disimulo posible, le entregaba una carta con las coordenadas de nuestra próxima escapada.(...)






agosto 26, 2009

acercamiento a la respuesta (2)


En la conciencia vacía de los olvidadizos.


En la espera eterna por la verdad.


En un futil recuerdo de existencia.


En la llaga de los hermanos escogidos.


En el hielo infinito.


En nosotros mismos.


Si tuvieses alas, serías muda.Añadir imagen

julio 06, 2009

Camino recorrido (El Silencio)


Hasta ahora he hecho miles de cosas de las cuales tengo la certeza de su correcta execución, y unos cuantos puñados de millones de acciones que no quisiera recordar.

He descubierto mi país sin siquiera cumplir mayoría de edad. Una vez obtenida, mis viajes han llegado aún más lejos, con mayor intensidad, pero la misma capacidad de asombro. He visitado lugares increíbles para la mente humana, para el regocijo del pensamiento y el placer de la memoria. Sé de frío, de calor intenso, de tremendas cordilleras y vastos océanos. Todo cuanto mis ojos pudieron retener es la inmensidad de estas aventuras.

Sin embargo, la vida no se mide por cuántos aeropuertos, ciudades o estaciones de metro uno ha visitado; en sí, la vida no es medible. Tampoco creo en un sentido único y estricto de ella, ni las directrices del sistema social, ni la visión que poseo de ésta.

Todo cambia.

Nuestros recuerdos son los únicos capaces de aprovechar tales experiencias. La muerte se acelera con el deterioro de éstos.

No estoy interesado en crear miles de ellos con la idea de que alguno resista el paso del tiempo. Al contrario, comparto la idea de fundar tan solo uno, capaz de definir mi paso por este mundo como un legado de mi esencia.

Todo para lo cual doy acción a mi cuerpo es parte de este mandato supremo. Mandato al cual desconozco por completo, si palabras tubiese que emplear para describirlo.

Sin mas, les dejo con mi Silencio.

Silencio

Un silencio que de a poco rompe mi martillo
mis oídos necesitan ruido.
Para laborar, para transportar la vida.
Mas y mas ruido, mas y mas tragedia.
Tragedia que vive la grisácea;
que de ruido no podemos soñar.
Que de sueños no me quedan para contar.
Que de contar un cuento seria sobre mi,
pero mi esta encarcelado,
dentro de cinco es la primera.
Desde ahí le faltan dos para ver el sol
y cuatro para que le den el si.
Pero aunque le digan que si,
que si pueda salir.
Al no poder soñar, no les puedo contar.
De tal forma que,
esto se hace silencio.

junio 22, 2009

Las Seis.


17:19hrs.

El miedo me consume como conejo en hoguera,

17:26hrs.

Me parece que fue ayer que aprendí a escribir; y hoy a leer.

17:44hrs.

Son las 17:50hrs.


17:51hrs.


Estoy buscando algo lindo para que leas.

17:54hrs.

Esto lo escribí en mi mente un día caminando por Concepción. cuando me di cuenta que me había gustado lo fui memorizando hasta que llegue a casa a escribirlo antes que se lo llevara el viento.

Las cosas que me gustan

Si tuviera que nombrar todo lo que me gusta empezaría por la lluvia, que limpia los humores del mundo y pone a correr a la gente, pondría al viento que impulsa las ideas, los chocolates y la leche que me levanta cada día; tendría que colocar un grito y dejar a la felicidad, siempre se puede sembrar aquí y cosechar por allá, la noche que trae calma a mi espera. De escoger un mes seria el kiwi, y de los días una grata canción con tu nombre. De algún año en especial te diría que las tortas y el olor a tu mañana, de las carnes un poco de esperanza. Nombraría al silencio para acordarme que existes, la poesía como habla y la pluma en un altar, los libros impresos en mi mente y tu corazón junto al mío.
Si tuviera que poner al sol en algún lugar trascendente, sería mi prioridad, sin él no habrían prados, no los veríamos.

17:56

Uno no puede simplemente pretender que la belleza no existe, que no está frente a los ojos, que no es importante. ¿De qué sirve lo bello si escapamos? Sí vacilamos por tenerlo, y si lo tenemos no lo consideramos relevante, y válgame si cuando no hay nada de eso es cuando mas lo extrañamos, si es por lo cual gente se mató su vida entera, averiguando de que se trata la belleza ¿Por qué nos damos el gusto de soslayar de ella? No creo que sea menester de la infame razón tener que alejarse de todo potencial peligro ¿De qué peligro me hablas? ¿Cuál es el riesgo si cuando vuelvas a estar en la ausencia de ella la volverás a buscar a gritos?

El miedo obscurece y nubla el sentir, confunde realidades y las adecúa para que sea más seguro a tus ojos, entonces ciérralos y dame tu mano; yo te guiaré.



18:08

un beso, nos vemos.

junio 13, 2009

Sobre la libertad.


Algo tan complejo es imposible de entender mediante simples casualidades, bajesas triviales o escollos emocionales. Se divide entre quienes pueden volar y quienes los observan. Me identifico con quienes se han caído de tanto abrazar las nubes.

Las alas se estremecen y fracturan, se vuelven rígidas e impotentes a un nuevo vuelo. Se necesita tiempo para volver a usarlas. Mientras sanan, el individuo se vuelve frío, hostil, carente de toda chispa humana: la privación es más que un estado terrenal, se identifica con la forma más primitiva del hombre.

El miedo es parte importante: ¿Para qué volver a los cielos, sí sólo golpes y dolor me ha traído?¿Será que el individuo, en su ilusión eterna de la vida, asume tales riesgos con tal de endulzar segundos?

Caer.

El dolor sólo rectifica a la vida misma. Y no es otro quien pueda modificar nuestra estadía.

Es propia de todos aquellos voladores celestes; de aquellos nadadores celestes. De todos quienes pueden vivir entre los azules.

Es un concepto errado. Y nosotros, los hombres, estamos privados de su conocimiento.

mayo 31, 2009

¿Eres de verdad?

¿Eres de verdad?, lo que estoy sintiendo mientras tus labios tocan los míos lo son. Pero, ¿eres de verdad? Nuestros cuerpos chocan y logro sentirte en plenitud. Sin embargo, ¿eres de verdad?

Al caminar aprietas fuertemente mi brazo, abalanzándote sobre mí e interrumpiendo mi caminar, pero ¿eres de verdad? Te detienes, conversamos, te ríes y me haces reír. Sin embargo, ¿eres de verdad?

Creamos el octavo día entre el sexto y el séptimo, lo disfrutamos a morir, pero ¿eres de verdad?, ¿será lo contrario?

Serás tú quien no me siente, tú quien quiere apoderarse de mí para impedir algún tipo de fuga; una evaporación instantánea.

Soy real, palpable, sentible, acariciable y hasta amable. Sólo espero la misma respuesta de tu parte.

mayo 29, 2009

Fragmento.


Recuerdo la lluvia de ese día de junio. Amenazante como siempre, mostraba empatía conmigo a diferencia de otros días. Era otro día gris en la ciudad del smog. Era otro día de almuerzo familiar y una extraña sensación molestaba mi caminar. Mi hermana no había podido llegar a la cita estipulada, eramos mi padre y yo en algún restaurant del centro de la capital.

La molestia que sentía al caminar se hizo cada vez mayor al darme cuenta de la cercanía del comedor con el edificio de departamentos que tantos recuerdos negativos me traía. De forma ingenua creí un encuentro fortuito con aquella persona. Uno milagroso, el cual acabaría con un año de silencioso conflicto.

Así fue.

Le pedí a mi viejo sentarnos en una mesa pegada a la ventana, de esta forma vería si por la calle aparecía aquella silueta.

Y así fue.

Tenía todo listo para mi escape, bajar las escaleras corriendo, llegar de manera casual a la reunión y con un simple "hola" arreglar todas los escollos de los años anteriores. Para cuando tuve la necesidad de hacerlo, ya estábamos en el café.

No recuerdo de la conversación sostenida, después de aquel choque emocional, con mi padre. No recuerdo qué excusa le inventé para explicar mi súbito escape. Mi agitación y falta de concentración no eran tema importante, de esta forma, mi secreto sólo atormentaría a mis pensamientos.

Nuestras vistas chocaron donde la vereda se transforma en valdosa y la propiedad pasa de pública a privada. Le dije por su nombre. Me miro fijamente, al parecer no creía lo que estaba sucediendo. Mientras me hacía el quite con sus pasos perfectos, mi estómago se retorcía al verla cada vez más distante. Se detuvo a una distancia prudente y de sus labios explotaron las siguientes palabras: "eres la mierda más asquerosa del mundo".

Y yo me lo creí.

mayo 18, 2009

Un montón de montones amontonados en montes montados.

Buscando entre el baúl de mis porquerías (de sentido figurado, no tengo un baúl, pero sí porquerías), encontré lo siguiente:


La sinceridad de una hoja otoñal. Me resisto a creer en la soledad. Vivir como te he visto. A cada paso un árbol de lluvia, en cada gota una nube, en todo momento una señal. Diez y pocos para el fin.

¿Dónde volarás ahora? No dejes de volver. Si ves en tu viaje a mujer más hermosa, soy el más grande de los mentirosos.

No me acuerdo cuando lo escribí, para quien fue o cual era la intención de esto. Pero estoy seguro de la sinceridad de estas palabras. Tanto así que me ha hecho recordar esto otro:


Oda a Altazor.
I
Vuelas con el viento que sostengo en tus alas.
Eres parte indiscutida del caer de mis palabras,
Paracaídas de sinrazones, de tibios corazones.
Eres tú, elévate ante los ojos celestes,
ante miradas boquiabiertas de ilusiones
Frente a miles de horas malsanas
Sedienta de propias entidades
Que respiran en tus oídos.
Vas lento buscando camino.
Errante entre fuego y lluvia
Vislumbras los hitos celebrados,
Aguardas con tu paciencia infinita
aguardas con tus abiertas lunas,
A una respuesta que guíe en tu camino,
A otro que es viscoso y seguro
Que dejó de ser piedra para olerte
que dejó de ser aire para abrazarte
que corrió mil veces para sentir
lo inevitable.
Vuelas con el viento que sostengo en tus alas.
Convertirme en letras fue tu primera camada.
¿Qué serías sin tu racha protectora?
Sin tu racha vengadora,
Sin tu racha bienhechora
Sin tu racha amadora.
Caerías sin racha voladora
En brazos calzados de bondad
Enmarañados de fuertes brisas
De temibles deseos soñados
II
De las tuyas, detuvo mi andar, una pluma.
Es aquel mi deseo, devolverla a los cielos
Devolver el tiempo a cero.
Devolver mis alas al viento
Devolver lo que no es nuestro.
Sembrar todo de nuevo.
Y me queda esperar,
Entre montes tallados de paciencia,
Entre lagos encantados de proezas,
Entre llanos versados de promesas,
Ven, aquí espera tu aterrizar.
En mis piernas descansará tu abadía.
Ven, en mis comisuras guardaré tus miedos
En un espejo, sin pensar volaremos
Para aprender a caminar seremos.
De la tierra, lanzo una preguntona,
Si vieras a este minúsculo enarbolado
Si vieras su mensaje camuflado
Su mensaje ensangrentado
Su mensaje malogrado
Su mensaje esperanzado.
Su mensaje en tus manos.
Que son alas de hados,
Sabrías que no he jugado.
He aquí tu pluma, tu paracaídas de sinrazones
Sin enramar de tu pecho,
Tibia de corazones.
Búscala, búscame sin temor.
Esperaré en mi caparazón.
En mi capa de pasión.
A ti, mí querido Altazor.

A raíz de esto entendí el porqué de mis siguientes lineas:

-Auto retrato

Si tus ojos me vieran, sin duda notarias.
Ni los alfileres han podido ser más delgados,
Ni las aves más sombra han dado con su nariz.
Si pudieses leer de mi, estarías al tanto.
Ese kuchen sabroso que mordisqueamos sin espías,
Aquel gentil vendaval penquista que cuela el olfato.
Y un tal milagroso desierto tapizado.

He aquí un desconsuelo a tu espera,
Un don que recita a Parra,
Que se menea con Rojas,
Y desvela con Vicente.
Impulsivo hasta la muerte
Y amante del agua
(De arriba hacia abajo)
Albatros es mi identidad secreta.
No se lo cuenten al viento.
Me sientan los placeres como a un niño las gomitas.
En si, soy como un niño comiendo gomitas.
Tomando leche en cajita,
Y corriendo descalzo en la arena.
Han osado decir egoísta hacia mi persona.
Frío y no frío. Tibio.
Quizás a veces demasiado tibio
Como para entender el frío.
Olviden lo del frío.
Es decir, es pero no es.
También digo una cosa por otra.

De lo que me enseño Nicanor.
Son los trabalenguas.
Y Gonzalo la temporalidad.
No soy tan simple.
Pero a veces, Solo a veces
Corro sin dirección y caigo de risa.

No soy fiel compañero de animal domestico alguno.
Me cargan las correas y la comida desabrida.
Las peras, las moras rojas, las frutas en general,
Y de generales no me hablen, háblenme de Víctor,
De Violeta, de un Gato, o de un brebaje Mistral.
De la poesía y de la anti con gusto escucharé.
Leeré, parafrasearé, y comeré Rokhas inclusive.
Pero al hambre derrotaré con estos aliños,
Eternos, sabrosos y muy apetecidos a la memoria
De quien tenga el privilegiado placer,
De acompañarme a la cena esta vez.



Después de todo esto, me quedé dormido.

mayo 11, 2009

(Paréntesis)

Paréntesis:

Oración o frase incidental, sin enlace necesario con los demás miembros del período, cuyo sentido interrumpe y no altera. (http://www.elcastellano.org)

Paréntesis.

Los trajes rojos. La absurda búsqueda por encontrarse y encontrar lo obvio. De objetivo indeterminado que determina a las partes. Subyace una vuelta ascendente en el espiral cotidiano.

Paréntesis.

Procura una extensión temporal ficticia. Sin objetivo más que salir del tiempo.

Paréntesis.

Una tésis de mis parientes, de mis padres, de las partes participantes. La idea central se remueve y convergen identidades alternas a lo real.

Paréntesis.

Modifica a factor uno y confunde, para luego volver a lo mismo.

Paréntesis.

Texto sin sentido que intenta confundir al lector con el significado real de la palabra.

Paréntesis.

"Hay gente que está hecha del mismo material que los sueños: llegan a nuestra vida y se quedan por el tiempo que dura el sueño" (Película "Paréntesis", Follow Films)

mayo 09, 2009

Algún día de junio de 2008


Hoy se acabó todo. La incertidumbre, el miedo a enfrentar un reencuentro. Una catástrofe emocional más.

El mundo no termina en ti,

Ni en los miles de mis que vi.

No termina en la poesía,

Ni en la extraña fantasía.

Ni en las que vendrán,

Ni en quienes puedan opacarme

Dicho esto, sigo adelante.

No escribiré sobre quienes no tienen memoria para leerlo.

Adiós proyecto de mis entusiasmos, bienvenida realidad.

mayo 02, 2009

Nada tiene sentido/ Insospechado

Burbujas, espejos, charcos, sombras... ¿Quién puede notar la diferencia?

Un comentario es una ventana a realidades insospechadas. ¡Una ventana! Gran acierto. Una enorme que, ubicada en dirección celestial, logra encandilar a sus admiradores.

El mundo está resuelto, para mí.

No hay objeto en escribir, crear, viajar o cualquier otro verbo que pudiese implicar acción novedosa.

Nada tiene sentido. La falta de algo es, inevitablemente, un concepto viable.
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Insospechado.


En la mañana puso sus plantas en las delicadas tablas del bajo piso de su cama, con cautela buscó sus pantuflas y se las colocó como todos los días. Sin embargo, lo que parecía una actividad sin dificultades, rutinaria y de escaza relevancia, se transformó en una revelación.

En aquel lugar donde el polvo se acumula y los objetos perdidos buscan refugio, un extraño ser se escondía de todo contacto. Parecía un ratón: pequeño, dientes largos, cola y de color gris. Pero, además, parecía que tenía más de una cola, sus dientes visibles eran grandes colmillos y aquel tono gris no era real, más bien parecía marrón.

Pero no, era todo culpa de las plantas, del vicio interminable. Dejó a su hamster dentro de su jaula y salió de su pieza.

abril 27, 2009

Somos los de nosotros mismos.




No mucha gente lo sabe. Nadie quiere ser parte de los otros, sin embargo, vestimos de la misma forma, hablamos con las mismas palabras y comemos la misma mierda.

Encontrarlos es parte de lo más relevante. Cambiar palabras se vuelve monólogo conocido. Entre estos, que somos nosotros mismos, está prohibido el deshecho, la soledad y el abandono. Tal cosa no existe en el descubrimiento de tus semejantes.

¿Para qué buscarlos? ¿Cuál es el propósito de conocer más de mi mismo?

Para aliviar la soledad, para creer en la sanidad mental que uno posee. Hay más de lo mismo en alguna parte del mundo, esperando a ser conocido por otros iguales, para luego formar un grupo homogéneo de seres sin diferencias. Sociedad perfecta.

Dos de las falasias más grandes: la idea de perfección y la "sociedad".

Todos aquellos que entienden los mundos subreales de los otros, como si fuesen propios. Todos aquellos que crean mundos subreales para sus pares. Todos estos seres, capaces de entender el lenguaje personal de los otros, son más de lo mismo.

De mí mismo o de nosotros mismos.

"Somos los de nosotros mismos".




Nota del editor: 27 de abril de 2009, el día frustrado.

abril 22, 2009

Octubre




Dicen por ahí que era una gatita muy linda. Otros insisten en que es el décimo mes, de 31 días, que empieza después de septiembre, que termina un día antes de noviembre, etcétera.

Para mi es una historia, de esas que en algún momento hay que contar. Llena de pasajes hermosos, de interesantes anécdotas, virtuosos momentos que quedarán guardados para siempre. También tiene partes dramáticas, de interminable suspenso y dolorosos recuerdos.

Como parte importante de mi vida, debo confesar que Octubre fue desidora en mi forma de ver al mundo, a la sociedad en general.

Octubre vivió solo en octubre, de pelos blancos y negros, cariñosa y enérgica. La mejor de todas. La conocí un día a comienzos de aquel mes y murió a fines del mismo.

No tuvo funeral, entierro o palabras en su memoria. Yo la recuerdo con ese Piu característico y con aquella forma de dormir tan particular.

Estes donde estes, saluda a mi abuelo de mi parte.

Octubre
Q.E.P.D
(octubre 1 de 2004, octubre 30 2004)


pd: la imagen es sólo una representación, no tiene nada que ver con la realidad, ni con la verdadera identidad de la difunta Octubre.

abril 18, 2009

Miedo



He intentado ya sin éxito concretar el amor en mi vida; al menos, he ganado experiencia. He tenido varias aventuras, relaciones, y toda clase de infructíferas motivaciones. Sin embargo, existe una digna de ser valorada y recordada en mi memoria material.

Me he sentido ya mil veces traicionado por un juego que parece ser más nocivo al momento de volver en pie, en continuar con una prueba más de la que desearía fuese la última. Me siento cansado, a veces. Es cierto también que no he reposado desde que comencé mi búsqueda. Me temo que hay días en los cuales se me olvida el sentido de todo esto.

Sin duda que he previsto miles de finales posibles, dentro de los cuales asusta la muerte violenta y la soledad por fracasar. Hay días que parecen infinitos. La reina de mi alma se vuelve fácil de adivinar; desesperación, temor y cobardía hacen frente a la disminuida fuerza restante.

No me impresiono ya de las nuevas conquistas o fugaces encuentros, de cientos de ellas que pasarán por mí sin siquiera recordar sus nombres.

Rubias, altas, bajas, delgadas o morenas. Entre varias de sus características deberían ser capaces de entender quien soy y valorar a este malgastado cuerpo. Que sepan volar, que conozcan lo que persigo o que simplemente puedan responder con una ternura inagotable.

No creo poder mantener estas ganas de aventurarme en algo que pueda despertar a mis más ingeniosas formas de seducción, e inclusive, crear una rutina incapaz de aburrir a sus forjadores.

Lo único claro en todo esto es lo siguiente: mientras malgasto mí tiempo escribiendo tonteras, allá afuera hay miles de mujeres que esperan ansiosas por encontrar lo mismo que busco.

abril 07, 2009

Mientras trabajo.



Mientras trabajo, exijo un poco de amor clandestino. En mi soledad existe un papel irreconocible llamado libertad ocasional. No soy bueno encontrando mujeres, mas ellas lo hacen primero. Así tengo un buen prontuario, pero no es más que palabrería sin sentido. Acumulada por saber si mañana subiré al metro dispuesto a fijarme en los ojos de alguna. Correr, es lo que me falta para sentir. No les digo que estoy desesperado por concretar algún pasaje nuevo en mi historial, simplemente tengo demasiadas ideas sin realizar.
Comprendo perfectamente la vida. Ni muy porfiado de rostro, mas mis defectos son risibles a la primera fijación. Mirarme con toda honestidad implicaría complicidad desde el primer instante. Eso es lo que falta para sonreír. Un crimen a la aspereza de no conciliar compañía. Un fatídico sábado al mediodía para dejar, un miércoles plagado de viajes. Sin más que cigarros y preguntas aleatorias sobre fuego fingido, admirando sus manos mientras mis pulmones culposos me gritan que acometa alguna otra forma de contacto intersexual. Quizá estén tan cansados como yo de la misma rutina.

abril 04, 2009

Mi perro es drogadicto


Juan, mi vecino, tiene un perro. Es globalizado, es decir, su estirpe es de dudosa prodecencia.

Un día los vi en su paseo matutino, el que hacían justo después del desayuno. Me fijé que al pobre Boby le salía espuma por la boca, tenía los ojos hinchado y se tambaleaba sin encotrar rumbo.

Tiempo después, el panorama empeoró en todo sentido. Juan cayó en una profunda depresión. Su fiel amigo no llegaba a casa y se juntaba con los perros callejeros. Vi al can inyectarse dogchow. Le conté a mi vecino, pero a él no le importó nada. El animal había cambiado desde el día que conoció a una perrita callejera.

Por todo eso, tomé una drástica decisión: inspirado en las mascotas del barrio, en especial la de Juan, ocupé mi máquina del tiempo e impedí que Boby tuviese hijos.

nota del editor: La idea detrás de esta historia es encontrar la "moraleja". si usted logra identificarla, hagalo saber en el sector "comentarios".

marzo 31, 2009

Se busca.


Se busca mujer de gran imaginación, poderosas palabras y buena dicción. Una cuya voz y desplante al caminar sean razones suficientes para desviar la mirada. Quien pueda caminar en la penumbra con serenidad, que pueda volar entre los valles, ría de todos los detalles.

Se busca mujer de ruidosa belleza, de compleja sapiencia y silenciosa presencia. Una cuya serenidad disturbie a los cantores, a las bestias urbanas y a los astros de lana. Quien pueda guiarme en los caminos, en las sombras de espinos, buerle a la muerte sin testigos.

Se le requiere para compañia de modesto escritor.

Señor lector:

Si usted conoce a quien pueda igualar dicha descripción, no se moleste en avisar. La perfección no es más que una sutil imagén engañadora.

Tal mujer no ha logrado nacer.

si usted logra empatizar con esta lectura, será bien recibido su comentario de ternura.

marzo 17, 2009

Santiago Blues


El mundo ha sido realizado. Está completo, lleno; sin más espacio para otras historias.Aquí nacen los glaciales, la lentitud estoica. La inerte carretera.

No hay espacio para innovaciones, modificaciones o simples desvíos. Moriré de esta forma: triste y empobrecida. Sin alcanzar, sin lograr, sin poder modificar.

Aún entendiendo, la muralla se ríe ante mis anhelos. Ante mis intentos de volar sin aire. Ante mi cara marchitada.

Ya nada es posible, el mundo ha dejado su sutil movimiento.Estoy destinado a caminar en círculos.

marzo 10, 2009

Espera


la nieve no impide el caminar, la lluvia es una sutil aliada, la pendiente murmura precaución; la vista es impagable.


dentro de una maqueta perfeccionista, la idea de mejorar rompe el pensamiento costumbrista. buscar las señales en símbolos adversos es de plena facilidad, establecer contacto marciano, similar.

Volver se asemeja a morir, dos veces, el mismo día.


Para lo demás sólo dos expresiones.


(Arigatou)
(sumimasen)

marzo 06, 2009

En el otro otro lado de la vida .


aquí es mucho mejor.

pero yo estoy en otro lugar.

marzo 01, 2009

Del otro lado de la vida


de este lado de la vida se ven las cosas mas nitidas.

se respira un aire mas puro

se consume mejores alimentos

hay mejores opuestos que mirar, mas estaciones que recorrer.

mas fotos que sacar y mas vino que tomar.



pero aqui no estas tu.

no esta tu imagen, tus olores,

tus cocciones enfiestadas, tus curvas y paseos.















el Asombro se perfecciona frente a la metafora cotidiana.

febrero 27, 2009

algo del otro mundo



















(yo tambien)

febrero 24, 2009

Lejano

quiero llegar y decir que no salgan, no vengas a paris, a rotterdam o belgica, os quedareìs perplejos y sentiran que debieron nacer ahi, junto al continuo megggci de los franchutes o el absurdo holandes [el idioma] querrian ser propios de las grandes catedrales y bastos subterraneos.

yo les aconsejo lo siguiente: no vengan nunca, de esa forma, jamas se enteraran lo mucho que se quiere a Chile,

febrero 14, 2009

Algo pasajero.


Tengo la idea incorrecta. Saltar las normas para conseguir placer pasajero. Una hora de bondad por miles de injusticias. ¿Es esa la naturaleza que nos dice ser hombres? En nuestras burbujas evitamos chocar con la sociedad, pero es ella quien maneja las agujas.

Romper un tanto la rutina espontánea para saltar entre los iguales. Para alcanzar la gran iluminación, para construir otra monotonía agradable.

Viajar entre las espesuras del tiempo, conseguir memorias distintas, relatos fantásticos e imborrables. La soledad se apodera de tus recuerdos y los hace únicos, irrepetibles y poderosos. Llenos de olores y sabores que no se repetiran, que contarás miles de veces,que te escucharán otra miles, y que sin querer habrás querido morir en tu gloria pasajera, que en un futil recuerdo inexacto.

febrero 03, 2009

Me gustas


Y tus ojos.
Tus gustos, que son míos. Y ahora corro caminando entre el frío.
Ver los autos, las manijas, el olor a desconsuelo y un don que de 21 cambió las cosas.

Y tú forma de mandar lejos lo que me gustas.

Caer del árbol, mirar al infinito de estrellas sin encandilarlas. Ha llegado la hora de despertar del sueño. Soy un hombre y merezco consuelo. Vivir suelto de fuertes anzuelos dispersos, molestos y sin funestos tiestos.

Me gustas.

Y tu forma de decir no, es cierta. Quiero enterarme mañana que ayer somos nada. Despertar descalzo entre vacas no ríe a quien las alcanza. Correr entre el frío sin querer más río de piezas disueltas, blancas nieves muertas y dormidas por la brisa del amanecer nocturno y un tal contrabando moribundo.

Me gustas.

Es lo cierto, no conozco, ni huelo, no respiro ni palpo mis gustos, mis disgustos, mis desagrados y vómitos. Para revisar mis amargados te digo a dos lados. Quiero ser quien vuelque tu vida y quien pueda arrebatártela entre vías dispersas sin persas dispuestos a ponerse un ser sereno de heno.

Un vomito de alma reza por ser y serlo después de mi equívoco preludio. Eres un poema inconcluso. Una cajita de leche que aliviana la lectura. Y una mirada tétrica para explicar lo conversado. No me des donde más duele, más que mal, no somos nada, ni amigos ni amantes ni contrapartes. Pero lindo.

Me gustas.

Y eso es lo único que puedo decir de ti.

enero 07, 2009

Todo todo.



Sin quererlo, fuiste mi mentor, mi estrella perdida. entendí de versos y besos. Del amor y la tristeza. De todo todo y nada nada.

mientras dure tu descanso, mi pluma volará.




Zelik Kaliski.
Q.E.P.D.
Cambienla por otra ¿Otra? Sí, y de las mismas