Miren aquí, un poquito de atención,
señores todos.
Esta calle está vacía, ¿no les
parece?
Llena de ninguna cosa, completa en sí
misma.
Y por aquí se pasean las noches en
auto.
Es una calle sin igual: el viento lo
decía,
aquí convergen sus perfectas
escondidas;
el cielo espera sin caprichos de otoño,
dijo para sí mismo: tal adoquín será
visto
en el reflejo de una luna tonta y
libida;
La blanca respondíó que ser así es
producto
de la calle que no mira sino al verano
día.
Negra de noche y ya se imaginan de
invierno fría.
Es una calle, un paradero, una espera,
una vía.
Mejor de asfalto y cemento con
alquitrán
y un furioso descontento de obreros
noche,
vecinos ruido, más y más huellas
quitarán.
Testigo de lo invisible, la calle muda
complace
a quienes, en puntillas, zapatos
tambalean.
Mira, ¿qué ves aquí?
Es una gran calle y vacía.
Hace frío, ¿entremos?
¿Entremos?
Entremos a la calle vacía.