septiembre 08, 2011

A mi paz-ada vida.

El otro día te vi, claro que sí. Como en mis sueños, con la misma ropa de siempre, pero más linda. En el metro como dos extraños, como siempre lo había recordado. Estabas serena y yo ansioso, hace más de dos años que no nos dirigíamos palabras de los labios. Semanas antes, hablé de ti, como invocando tu presencia en mi vida. Como siempre, siempre he querido estar en la tuya y ser de nosotros mismos. Otra vez.

Otra vez fallé.

Estoy bien. Lo estoy. Como tortuga con caparazón nuevo. Refaccionado y mejorado con alas para volar entre sueños. Entre colores diversos y ferpectos. Tu sabes, la vida no está para quienes no puedan descansar de la suya y sostener entre el tiempo a quienes la de ellos pudieren importar.

Te extraño.

La ilusión de que algún día veas esto, lo leas y algo figure dentro de tus andares. Tantas líneas con tus nombres, tantas ideas camufladas, tantas palabras jugadas para señalarte que jamás he olvidado tu nombre.

Estoy bien, me siento bien. Pero no sé si será suficiente para ti, para que volvamos a ser de los mismos.
Cambienla por otra ¿Otra? Sí, y de las mismas