febrero 09, 2013

Déjame cantarte algo.


Déjame cantarte algo
mientras el sol nos abrasa:
un cuento teñido,
camuflado y temeroso.
Vivo.

Déjame cantarte algo
con mi voz de alfiler
con mi voz que sostiene
en el muro,
un papel.

Un alfiler de muro,
uno de costurero,
cantante de sábados libres.
y vos dirás:
Nada.

Tinto, de tintura
 y de que vino el vino 
a teñirlo de rojo.
Al letrero sostenido
por el alfiler en el muro.
 ¿Te acuerdas?

Déjame cantarte algo
con mi voz
de almuerzo nocturno.
patio trasero del huerto,
coliflor de esperanzas.

Para que veas en tu muro
al tomate encascarado,
al alguacil de feria porteña,
al azafrán de lutos dominicales.

Déjame cantarte algo,
así oirás el crujir de mis hortensias
en estos racimos de batalla.

Déjame cantarte 
y no contarte,
Déjame pregonarte
y no preguntarte,
Los frutos de mi tierra.
Cambienla por otra ¿Otra? Sí, y de las mismas