abril 18, 2009

Miedo



He intentado ya sin éxito concretar el amor en mi vida; al menos, he ganado experiencia. He tenido varias aventuras, relaciones, y toda clase de infructíferas motivaciones. Sin embargo, existe una digna de ser valorada y recordada en mi memoria material.

Me he sentido ya mil veces traicionado por un juego que parece ser más nocivo al momento de volver en pie, en continuar con una prueba más de la que desearía fuese la última. Me siento cansado, a veces. Es cierto también que no he reposado desde que comencé mi búsqueda. Me temo que hay días en los cuales se me olvida el sentido de todo esto.

Sin duda que he previsto miles de finales posibles, dentro de los cuales asusta la muerte violenta y la soledad por fracasar. Hay días que parecen infinitos. La reina de mi alma se vuelve fácil de adivinar; desesperación, temor y cobardía hacen frente a la disminuida fuerza restante.

No me impresiono ya de las nuevas conquistas o fugaces encuentros, de cientos de ellas que pasarán por mí sin siquiera recordar sus nombres.

Rubias, altas, bajas, delgadas o morenas. Entre varias de sus características deberían ser capaces de entender quien soy y valorar a este malgastado cuerpo. Que sepan volar, que conozcan lo que persigo o que simplemente puedan responder con una ternura inagotable.

No creo poder mantener estas ganas de aventurarme en algo que pueda despertar a mis más ingeniosas formas de seducción, e inclusive, crear una rutina incapaz de aburrir a sus forjadores.

Lo único claro en todo esto es lo siguiente: mientras malgasto mí tiempo escribiendo tonteras, allá afuera hay miles de mujeres que esperan ansiosas por encontrar lo mismo que busco.

2 comentarios:

  1. tu problema es que buscas y esperas mucho

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  2. Hai Kalisky.... na que hacer poh! Seguir pa adelante no ma...No queda otra..

    ;)

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