
No mucha gente lo sabe. Nadie quiere ser parte de los otros, sin embargo, vestimos de la misma forma, hablamos con las mismas palabras y comemos la misma mierda.
Encontrarlos es parte de lo más relevante. Cambiar palabras se vuelve monólogo conocido. Entre estos, que somos nosotros mismos, está prohibido el deshecho, la soledad y el abandono. Tal cosa no existe en el descubrimiento de tus semejantes.
¿Para qué buscarlos? ¿Cuál es el propósito de conocer más de mi mismo?
Para aliviar la soledad, para creer en la sanidad mental que uno posee. Hay más de lo mismo en alguna parte del mundo, esperando a ser conocido por otros iguales, para luego formar un grupo homogéneo de seres sin diferencias. Sociedad perfecta.
Dos de las falasias más grandes: la idea de perfección y la "sociedad".

Todos aquellos que entienden los mundos subreales de los otros, como si fuesen propios. Todos aquellos que crean mundos subreales para sus pares. Todos estos seres, capaces de entender el lenguaje personal de los otros, son más de lo mismo.
De mí mismo o de nosotros mismos.
"Somos los de nosotros mismos".
Nota del editor: 27 de abril de 2009, el día frustrado.