Para mañana dejaré abierta mi ventana. Sin que nadie se entere, pondré al corriente mis deberes, bajaré por la escalera de las nubes, cambiaré los colores desgastados y subiré al cerro a mirar lo logrado.
La dejaré abierta, así podrán mirar mientras mi ausencia se revierta a las horas sin luz ni puertas. A las horas vacías y llanas de almas planas. De fulminantes días de antes. De antiguo carácter y cimientos pensantes. Dejémonos de mirar el antes y volvámonos al durante. Cierta la parte.
Abierta cual pecho materno, respirando entre sus senos los hombres venideros. Cual costa veraniega, esperando a sus amantes de la cordillera. Como la estación de trenes o del puerto, da igual si llegas cojo o tuerto. Aquí estaré, sin ningún entuerto, puesto que mi puerta se ha cerrado por dentro.
Así, al menos, tengo algo para mañana.
Y para el día después de mañana?
ResponderEliminarpara el día después de mañana tendría que reconocer quién eres.
ResponderEliminarYa lo sabes... Quedé en el mañana de un presente eterno...
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