mayo 08, 2011

Mi libertad


A ratos no vuelo.

Por las calles corro en mi bicicleta de tapabarros cromados. Me detengo a ratos para cautivarme con los parajes urbanos, los aires malolientes, el espectador del frente. Pedaleo con fuerza moderada, para alcanzar la meta soñada, sin tanta pereza acumulada. Avanzo de tanto en tanto, a tracción sopesada por la pendiente empinada. Por la pendiente eucaliptada, robleada, palmereada. Por la pendiente invertida, corro deprisa, cual caída.

A ratos no corro.

También camino por las calles, con mis zapatillas de años anteriores, con mis bolsillos llenos de manos entumidas, con la cara colorada y gorro de lana de alpaca. A veces tengo un gorro con visera, para cuando mis orejas se sientan templadas. Juego a pisar las hojas de dos en dos, por lugares cuyos nombres redundan con su género próximo. Muy complejo de entender el zigzagueo azaroso.

A ratos no camino.

Por los senderos demostrados, me siento a ratos. Sin mantel, ni mantillo que libere de mi cuerpo cualquier insinuación de suciedad. Mi humanidad reposa en el suelo y ahí se queda, sin consuelo. Con sombra, sin luz, smog o cualesquier otro concepto luminoso. A veces leo en posiciones estáticas, otras prefiero no moverme. Libros y no libros, cuentos de historias consumadas y otras sin cumplir ni terminar.

A ratos hago nada; y soy libre de hacerlo.

1 comentario:

  1. Y serán esos los momentos que más añores... Independiente de todo lo que pudieras o no lograr. Ya que en ellos, nos observamos en nuestras formas más primarias. Nuestros instantes menos dormidos.

    ResponderEliminar

Si te ha cautivado la lectura no dejes de comentarla!

Cambienla por otra ¿Otra? Sí, y de las mismas