abril 14, 2011

Mi hogar


No es un lugar, tampoco un estruendoso pasar. Es una niña de dulce caminar, de esplendorosas formas y cuantiosas tornas. Quien día a día me tienta a cautivar, por parajes dispuestos a volar.

Es mi hogar, como verbo presente, como caída libre de parapente. Copiosa necesidad del vientre. Del deseo vital y bucal, otro irracional se prende de numerosas fuentes. Cuantiosas ignominias pasadas, ahora simple y llana como quimera malsana.

Es mi frondosa necesidad por asestar mis cansancios recientes , por frotar esas dulces narices pacientes, por malograr la paciente apremiante, sin saber de otroras danzantes. Es mi apogeo de colores imperecederos, de fugaces ánimos verdaderos y otros tantos varaderos.

Mi hogar lo llevo conmigo a todas partes, en mis versos de tripulante, de capitán sin comandante. En el cenit asoleado de recuerdos pasados. En la nubelosa nube nubelada de colores coloridos por pintores aguerridos a la escalera escalerosa de nuevosas formas formadas de hadas aladas y mermadas por la afluente idea del fluir naciente.

No es una casa, un lugar ni un recuerdo. Es una promesa de mi vida.

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