
Desde hoy me declaro feliz, atento, lúcido. Por las hojas suicidas, los vientos enternecedores y los pájaros cantores. Me declaro feliz por las aguas purificantes y los ríos danzantes.
Me declaro atento a la fecha festiva, al cantor sin salida. Al aguacero de día. Me declaro feliz por estos tres meses triunfantes, por el atardecer flagrante y bosquejos de antes.
Me declaro feliz por el Otoño llegado, atado, amado. Por la compañía pensada, amada, y otras tantas contadas.
Por un tú, que hace rato dice plupluplú.